FORTUBIKE
RUTA DOMINGO 05 FEBRERO 2012.
La Ruta: salimos desde el Embalse de San Juan en dirección a Las Picadas, pasando por La Poveda y por el Villa del Prado, regresando en una bajada por las famosas Zetas de San Juan hasta el inicio de la ruta.
Ficha Técnica
- Salida: Parque de Butarque (C/ Aveiro nº 1) en la Fortuna (Leganés) a las 08:15 H o en la Gasolinera a pie del Embalse de San Juan en la M-501 a las 09:00 H.
- Hora: 8:15H.
- Longitud: El itinerario básico tiene 39,00 kilómetros.
- Horario: Alrededor de cuatro horas con paradas y sin imprevistos.
- Nivel de Dificultad: Media. Ruta corta, pero con pendientes medias-altas.
- Nivel Técnico: Medio
- Desnivel: 840 m.
- Accesos: La Ruta será circular. Salimos del Embalse de San Juan en dirección a Las Picadas, pasando por La Poveda y por el pueblo de Villa del Prado, regresando en una bajada por las famosas Zetas de San Juan hasta el inicio de ruta.
- Observaciones: La ruta es corta, pero subidas importantes (para poner el molinillo en la bici). Llevar comida y líquido.
Como siempre se agradecería el respeto al Medio Ambiente, a los compañeros y uso OBLIGADO DEL CASCO.
Descripción de la Ruta
Ruta a realizar.
Iniciamos el mes de febrero con una ruta fuera de nuestra zona de acción. Es un propósito que vamos a intentar cumplir: salir fuera por lo menos una vez al mes.
Después de reunirnos en La Fortuna 9 bikers, partimos en coche hasta la gasolinera de Repsol situada en Pelayos de la Presa. Sería éste el punto donde aparcaríamos y emprenderíamos camino a las "zetas".
¡¡Preparados, listos, ya!!
De forma ordenada cruzamos la M-501 para enlazar con la ruta. El primer impedimento que nos encontramos fue la valla de una obra que están realizando paralela a la carretera. Salvado el obstáculo, continuamos por una senda algo estrecha, con bastantes cambios, divertida para iniciar y calentar las piernas, llegaríamos de esta forma a la Vía Verde que nos conduciría a Las Picadas.
En este momento era hora de disfrutar del entorno, camino encajado que nos protegería del viento que en esta época acecha la zona central. Restos de lo que iba haber sido la vía férrea, se encuentra un túnel por el que pasamos, con cierta prudencia debido a la cantidad de rocas que en su interior había; existe alternativo por fuera del mismo.
Reagruparse.
Túnel del terror.
Esta vez, 9.
Llegamos a la Presa de Picadas, lugar donde sacamos alguna que otra foto y observamos el salto de agua. A partir de este momento, nos esperaba una subida moderada y posterior descenso por la carretera que nos lleva a la Urbanización Rincón. Tramo algo peligroso inicialmente debido a una serie de curvas ciegas en bajada, por lo que se recomienda precaución con los vehículos que puedan venir en sentido contrario.
Mirando al pajarito.
Ya en la citada urbanización, nos encontramos con un grupo numeroso de bikers; es chocante la cantidad de gente que sigue montando, aún en días desapacibles como el que tuvimos, en el que a esas horas 4º C de temperatura era para pensárselo dos veces.
A unos 200 metros después de acabar las casas, sale a nuestra derecha un pequeño camino. Nos sorprendió por la bajada y el cambio de ritmo que tuvimos que imponer, añadiendo esa arenisca típica en la que se hunde las ruedas. Saliendo de este escollo, nos incorporaremos paralelos a la M-507 dirección Villa del Prado. Seguiremos unos 300 metros hasta encontrar una encina próxima a la carretera, justo en este punto, de derecha a izquierda cruza un camino carretero que nos conduce directamente a Villa del Prado, a través de La Poveda.
Muertos de frío.
Llegados a este punto, hicimos una pequeña parada en la Plaza Mayor para echar alguna foto y terminamos en un bar próximo tomando un café y reponiendo fuerzas: lo bueno estaba por llegar.
Mucho grupo.
En el bareto.
Iniciamos la marcha buscando el Camino de las Cruces, ya lo veréis por qué. A lo largo de unos buenos metros, nos encontramos con numerosas cruces (calvarios) y la bonita Ermita del Cristo de la Sangre. Comenzaba de forma progresiva un ascenso fuerte, con alguna zona en su inicio incómoda por la cantidad de piedra suelta, pero bonito en su entorno, rodeados de encinas.
Menudo calvario.
Al cabo de un rato de ascenso, con alguna para para reagrupamiento, nos encontramos con una puerta que tuvimos que abrir para continuar. Es en este camino donde se ha de extremar la precaución de nuevo, al introducirnos en una zona de caza mayor; en aproximadamente 2 km, nos encontramos con otra puerta semejante para salir (mantenerlas cerradas por favor).
El Patriota.
Subidita.
Reagrupamiento.
Troncos.
Triple "S".Continuamos el ascenso, si cabe algo más incómodo por la pendiente y el camino más roto y erosionado, y los kilómetros a cuestas que llevamos. Tras alguna parada para tomar fuerzas, parecía que ya comenzábamos a descender hacia el origen, pero no, de nuevo las pendientes aparecían, llevando nuestras fuerzas al extremo. En este sentido, en el último ascenso de la jornada, nuestro amigo César se llevó el premio de la montaña, en la toma al repetidor desde el que se podía observar el Embalse de San Juan y Pelayos de la Presa. El viento soplaba muy fuerte aquí arriba, por lo que decidimos bajar las zetas lo antes posible para no enfriarnos.
Pisar la sombra.
Echar un vistazo.
Desde la cima.
Trío Calavera.
"The wall".Para coger el camino bueno de las zetas, nos tenemos que olvidar del camino principal que nos cruza perpendicular, y buscar un pequeño sendero que sale recto, casi tapado por las piedras y la vegetación.
Las zetas son muy divertidas, pero peligrosas y algo técnicas. En este punto, los músculos ya van muy tocados y la tensión en la bajada aumenta. El terreno está muy fragmentado y alguna curva está peraltada. Desde luego, lo disfrutas si llevas una bici de enduro.
Piensa en verde.
Después de las zetas, llegamos a la Colonia de las Muas, nos encaminamos hacia la carretera M-501, pero cogemos el camino que nos cruza hacia la derecha; es el denominado Camino de Valdeyernos, en el que podrás encontrar alguna inscripción con este nombre. Nos conduce directamente a un pinar, el cuál atravesaremos y nos encaminaremos hacia el origen de nuestra ruta, no sin antes pisar un poco de asfalto, terminando en la gasolinera de inicio.
Nos perdimos otra vez.
Hemos llegado.
